Educación

Fiapas pide “presencialidad” y “otras medidas inclusivas” para que el nuevo curso no vuelva a excluir a los niños con sordera

- Parece que las mascarillas serán obligatorias al principio

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas), José Luis Aedo, denunció “todas las barreras” que el alumnado con sordera se ha encontrado para acceder a los contenidos educativos durante toda la pandemia de Covid-19 y reclamó apostar por la presencialidad y por medidas accesibles para asegurar su inclusión educativa.

Durante el diálogo ‘Entornos Educativos Digitales e Inclusivos. Avanzar desde lo aprendido en contexto Covid-19’ organizado en la agencia de noticias Servimedia, Aedo señaló que “ya nos han avisado de que el inicio del curso que viene volverá a ser con mascarillas”, por lo que “si no se adoptan otras medidas para que los alumnos accedan a los contenidos del currículo”, muchos de ellos volverán a ser excluidos.

Explicó que, durante el confinamiento, los niños con sordera perdieron muchos de los apoyos concedidos, como los profesores de Pedagogía Terapéutica o de Audición y Lenguaje. También se quedaron sin ayudas técnicas, prosiguió, y debieron enfrentarse a clases online muy poco accesibles.

“Las familias y las asociaciones tuvimos que suplir toda esta falta de apoyos”, declaró. Con todo, la vuelta a las aulas en 2020 tampoco fue la panacea, ya que el uso obligatorio de mascarillas y el alejamiento social “dificultan mucho la audibilidad y la lectura labial y el acceso de los estudiantes con sordera a los contenidos del currículo y a las plataformas de enseñanza online”, y en la ESO y etapas postobligatorias se combinaron las clases online y semipresenciales.

Las soluciones, a su juicio, pasan por garantizar la presencialidad de los estudiantes y por asegurar la accesibilidad en la educación digital. Así se recoge en la ‘Guía práctica para el apoyo al alumnado con sordera en el contexto Covid-19’, editada por Fiapas con la financiación del Ministerio de Educación y de Formación Profesional y de la Fundación ONCE.

LECCIONES

En el encuentro participaron también Carmen Jáudenes, directora de Fiapas; Juana Hernández, consejera técnica del Ministerio de Educación y Formación Profesional; Adoración Juárez, directora del Colegio Tres Olivos de Madrid, centro concertado con un programa pionero en la inclusión de alumnos con discapacidad auditiva; y Mª Antonia Casanova, inspectora de Educación y profesora de universidad.

Según Juana Hernández, el cierre de centros y la irrupción de la Covid-19 fueron “momentos muy difíciles y de mucha incertidumbre”. “Fuimos muy rápidos y ofrecimos una solución digital”, apuntó, pero “vimos que surgían nuevas brechas para los estudiantes con discapacidad, por la falta de accesibilidad de las tecnologías; la precariedad de medios en algunos hogares; la falta de profesores de apoyo; la desaparición de ayudas técnicas, y las dificultades de las propias familias para conciliar la atención de sus hijos y su vida laboral”.

“El resultado fue la exclusión de estos alumnos de la educación digital”, lamentó, pero “la parte positiva es que esta pandemia nos ha aportado unos aprendizajes muy claros, que en el futuro deberán guiar nuestra actuación”.

El primero es que “lo presencial resulta fundamental para todos los alumnos, pero sobre todo para quienes tienen algún tipo de discapacidad”. “La no presencia aumenta la desigualdad”, zanjó Hernández. La segunda conclusión es que “lo digital ha venido para quedarse”, prosiguió, “así que estas tecnologías deben conocer muy bien las necesidades (físicas, sensoriales, intelectuales…) de cada persona para tenerlas en cuenta”.

El tercer aprendizaje tiene que ver con la idea de “salir mejor de lo que entramos”. A su juicio, “sería deseable que todas las medidas adoptadas durante la pandemia y que resultaron útiles para los alumnos se quedaran”, como la señalización en los centros con pictogramas y carteles.

En esta misma línea, Adoración Juárez subrayó que, en su centro, los estudiantes más afectados han sido los de 3º y 4º de ESO, “con y sin discapacidad”, ya que “debían combinar clases online y presenciales”. “Esta discontinuidad les hacía perder mucho”, por lo que en su colegio, se tomó la decisión de que los estudiantes con sordera fuesen de forma presencial todos los días”.

Apuntó que para los alumnos del Colegio Tres Olivos, los primeros problemas al principio tenían mucho que ver con la conexión de Internet y con la imposibilidad de socializar con sus compañeros.

En cuanto a los alumnos sordos, “las mascarillas supusieron un trastorno emocional muy grande”. Por eso, destacó que en este colegio fueron “pioneros en el uso de mascarillas trasparentes”. El AMPA y el profesorado pusieron en marcha talleres de sensibilización y se logró que en las clases “más de la mitad de los alumnos sin discapacidad llevaban mascarillas de este tipo” para facilitar la comunicación a sus compañeros.

Otras soluciones destacadas por los alumnos con discapacidad del Colegio Tres Olivos fueron la utilización de “recursos audiovisuales” y materiales complementarios.

NUEVA LEY

En este sentido, Casanova apostó por un currículum basado en el diseño del aprendizaje para todos y por un sistema de evaluación que “tenga en cuenta las particularidades de cada alumno”.

Según Juana Hernández, la nueva Ley de Educación (la Lomloe) consolida un currículo basado en el aprendizaje por competencias, que “reduce los contenidos a abordar y beneficiará al alumnado con discapacidad”, que hasta ahora puede “encontrar en el currículum tradicional una barrera de acceso”.

También pretende reforzar la FP Básica e impulsar otro sistema de evaluación, que “ha de centrarse en conseguir sacar de los estudiantes lo que verdaderamente saben”. En opinión de Juárez, resulta determinante que “las pruebas de evaluación se adecúen a las condiciones de cada alumno en cada etapa, para que puedan ser justas y no dependan de la discapacidad o de las herramientas comunicativas” de las que este dispone.

(SERVIMEDIA)
03 Jul 2021
PAI/clc