Cuidados

La reducción de jornada que inspira a Belarra data de 2010 y conlleva una rebaja salarial

- La New Economics Foundation, autora del informe, vincula su propuesta a renunciar a objetos de consumo de uso diario pero que juzga “prescindibles”

MADRID
SERVIMEDIA

El informe ‘21 hours’ de la organización británica New Economics Foundation (NEF), que la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, esgrimió este viernes como modelo para una reducción de la jornada laboral, de forma que las parejas trabajadoras puedan compartir equitativamente los cuidados, se publicó hace nada menos que 11 años y contempla la correspondiente rebaja salarial, una contrapartida que ella descartó.

Belarra lanzó la propuesta durante su intervención en un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid, en la que remarcó, como viene haciendo Unidas Podemos, que “necesitamos un sistema estatal de cuidados”, pero también que "nos equivocaríamos si planteásemos que los cuidados tienen que estar delegados en la política pública”, dado que “hay cuidados que las personas preferimos que los hagan nuestras personas de confianza, que no queremos delegar en trabajadores o trabajadoras”.

En este punto, diagnosticó que “sólo vamos a poder cuidar todos más y mejor, sólo vamos a corresponsabilizarnos, especialmente los hombres, de los cuidados, como no se ha hecho hasta ahora, si reducimos el tiempo de jornada laboral". "Yo creo que ésta es una idea absolutamente imprescindible”, apuntaló, recordando que la jornada de ocho horas, que en España se instauró hace ya 102 años, se pensó para una sociedad en la que los hombres trabajaban fuera de casa y las mujeres se ocupaban del hogar y los cuidados, pero “no lo podemos aceptar somo sostenible cuando trabajan los dos”.

En definitiva, remató, “necesitamos que las mujeres y los hombres trabajen menos horas”, y llamó a abrir el debate señalando que “deberíamos intentar ponerlo en la agenda pública, porque ya hay algunos estudios que os quería mencionar porque me parecen especialmente interesantes”. Poco después insistió en que “ya hay estudios, ya hay gente que está planteando una cosa que parece sensata en términos de reorganización de la vida social”.

Así es como presentó el informe de la NEF, una organización sin ánimo de lucro londinense fundada en 1986 y cuyo lema es ‘La economía como si las personas y el planeta importaran’. Dicho informe, publicado en 2010 y que se extiende a lo largo de 40 páginas, propone una reducción paulatina de la jornada laboral hasta las 21 horas semanales.

A pregunta de una de las asistentes a la ponencia, la ministra puntualizó que su propuesta es “trabajar menor horas con los mismos salarios, manteniendo la masa salarial”, porque “no se trata de pauperizar aún más las condiciones materiales de vida de la gente de nuestro país”. Sin embargo, el informe en cuestión, consultado por Servimedia, sí constata que uno de los “problemas transicionales” que acarrearía la reducción de la jornada laboral es la correspondiente disminución de salarios.

LLEGAR A FIN DE MES

Lo hace, en concreto, en la página 28: “El reto transicional más obvio es que una semana de trabajo más corta reduce la cantidad de dinero que la gente puede ganar”. Ante todo, para los trabajadores de “bajos ingresos”, muchos de los cuales “ahora tienen que trabajar largas horas sólo para llegar a fin de mes”. Poco después reconoce que otros que ganen más también podrían resistirse a la reforma si les supone una pérdida de poder adquisitivo.

Para los autores del informe, “el problema no es insuperable”. En primer lugar, porque esto supone “gastar en línea con los patrones de consumo actuales”, y el paso a las 21 horas debe acompañarse con “cambiar las presunciones sobre cuánto consumo es ‘suficiente’”. Y, en segundo lugar, porque, al ser la reducción de horas gradual, “esto da a la gente tiempo para adaptar expectativas y estilos de vida” y a los políticos para “diseñar y poner en marcha medidas de apoyo”.

Es decir, que trabajar menos iría necesariamente aparejado siempre a ganar menos y, en consecuencia, a consumir menos. La contraprestación por ese mayor tiempo libre sería renunciar a estar “encadenados” a “artículos que en teoría pueden ser prescindibles, como coches, vacaciones en el extranjero, electrodomésticos, juguetes y salidas de los hijos, múltiples prendas de ropa y equipamiento electrónico”.

El informe de NEF sugiere otras medidas como aumentar el salario mínimo, una reforma fiscal progresiva y mejorar los servicios públicos y las prestaciones del Estado. Pero, sobre todo, piensa que el cambio a la larga compensará a todos por motivos que también enumeró Belarra en su conferencia: la posibilidad de dedicar más tiempo a la familia y tener más tiempo libre, compartir con justicia entre hombre y mujer las labores del hogar y los cuidados, reducir el impacto de la actividad humana sobre el planeta y llegar al pleno empleo.

De hecho, si la New Economics Foundation propone la semana laboral de 21 horas es porque ésa es, calcula, la media de tiempo trabajado semanalmente por persona en el Reino Unido. Eso sí, incluyendo en la cuenta a los empleados pero también a los desempleados y a las personas inactivas. Es decir, a los que trabajan muchas más de esas 21 horas y a quienes no trabajan nada. El promedio entre unos y otros da dicho resultado de 21.

En definitiva, la propuesta, que se planteó como un intento de “abrir un debate nacional” pero que desde 2010 no parece haber hallado mucho eco ni siquiera en el Reino Unido, no planteaba mejoras de productividad, sino que consistía sólo en repartir equitativamente entre todos el tiempo que trabaja y el dinero que gana actualmente sólo una parte de los ciudadanos. Mantener el mismo dividendo pero incrementando el divisor y reduciendo proporcionalmente el cociente.

(SERVIMEDIA)
25 Jul 2021
KRT/clc