De este modo, Médicos del Mundo hizo suyo el mensaje lanzado por la ONU y varias ONG con motivo de la conmemoración mañana del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.

Esta ONG ilustró su alerta con el ejemplo de la población de Sudán del Sur, donde más de ocho millones de personas, que todavía no se han recuperado de las peores lluvias sufridas en el último siglo, “miran con miedo el pronóstico de los próximos meses”.

En ese sentido, la coordinadora de Emergencias de Médicos del Mundo, Helena Saiz, explicó que las últimas inundaciones en el país africano han tenido “repercusiones drásticas”, como la equiparación de los actuales índices de malnutrición con los habidos en 2017 o la declaración de hambruna en algunas de sus regiones. Todo ello, comentó, en un momento en el que “ya ha empezado la nueva época de lluvias”.

La ONG describió un panorama similar en Mozambique, donde más de 700.000 personas se han visto obligadas a desplazarse tras el paso del ciclón Idai y por la violencia yihadista, un movimiento de la población que ha colapsado las precarias infraestructuras de salud existentes en el país.

Por su parte, Médicos del Mundo denunció que desde hace años se restringe el acceso de los trabajadores humanitario a aquellas zonas donde se encuentra la población con mayores necesidades, como sucede en Siria, en lo que supone un flagrante incumplimiento del Derecho Internacional Humanitario.

“Cada vez hay menos respeto al trabajo que hacemos las ONG humanitarias, cada vez se hacen menos corredores humanitarios y hay más riesgo para el personal humanitario, sobre todo para el local”, deploró Saiz.

Esto le sirvió para poner de manifiesto que 2020 fue un año igual de violento que 2019 para los trabajadores humanitarios, como lo demuestra el hecho de que 475 de ellos fueron atacados, 108 resultaron muertos, 242 acabaron heridos y 125 estuvieron secuestrados.

Por último, la ONG reclamó una mayor financiación de la acción humanitaria para adaptarla a los estragos de la crisis climática.