"La tragedia humanitaria en Pakistán ha alcanzado proporciones trágicas. Una grave escasez de financiación está limitando nuestra capacidad de salvar vidas a medida que empeora la crisis", señaló Lake en una declaración sobre el estado de Pakistán.

Consideró "enorme" la escala del desastre por las lluvias monzónicas y las inundaciones, ya que una quinta parte del país está bajo el agua, aldeas enteras han sido arrasadas, unas 900.000 viviendas han sido dañadas o destruidas y unos 15,4 millones de personas se han visto afectadas.

En este sentido, añadió que las consecuencias son "muy graves" para las personas más pobres y vulnerables, entre ellas los niños, y señaló que los cerca de 3,5 millones de menores afectados están cada vez más en riesgo de contraer enfermedades mortales transmitidas por el agua, como el cólera y la diarrea.

Lake explicó que Unicef suministra agua potable a alrededor de 1,5 millones de personas cada día y trabaja con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir alteraciones graves de salud y vacunar a miles de niños en centros de recepción y campamentos, y con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) para distribuir comida de alta energía a los menores de cinco años.

"Pero estos esfuerzos son insuficientes para satisfacer incluso las necesidades actuales de millones de familias desplazadas. Con el aumento de las inundaciones, las evacuaciones continuas y más lluvias esperadas, la posibilidad de que la tragedia sea aún mayor crece por momentos", apostilló.

Por ello, instó a la comunidad internacional de donantes a ofrecer más ayuda para proteger a los niños de Pakistán y "asegurar que las inundaciones que han destruido sus hogares no destruyan también su futuro".