Discapacidad
Apenas el 37,4% de editoriales europeas están preparadas para cumplir los nuevos criterios de accesibilidad
- Tras la entrada en vigor de la nueva normativa europea que obliga a adaptar los libros electrónicos para personas con discapacidad

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El pasado 28 de junio el libro electrónico entró en una nueva era tras la entrada en vigor de la Directiva Europea de Accesibilidad (EAA, por sus siglas en inglés), la normativa comunitaria que obliga adaptar los libros electrónicos para personas con discapacidad. A pesar de ello, sólo el 37,4% de las editoriales europeas están en condiciones de cumplir los nuevos requisitos de accesibilidad.
Esta directiva, que entró en vigor una semana antes de la conmemoración del Día Mundial del Libro Electrónico, que se verifica este viernes, establece una serie de requisitos para que los productos y los servicios digitales sean accesibles para todas las personas, incluidas aquellas que tengan algún tipo de discapacidad visual, auditiva, física o cognitiva.
En el caso de los libros electrónicos, lo anterior conllevará cambios estructurales en su creación y distribución, como la compatibilidad con tecnologías de apoyo, la navegación flexible, metadatos de accesibilidad y la eliminación de barreras como las DRM restrictivas.
Esta directiva forma parte de la estrategia digital de la UE y nace a la pretensión de garantizar la igualdad de acceso a la información, un proceso en el que el uso de estándares como el EPUB 3 se considera el formato más preparado para garantizar la accesibilidad.
A pesar de que más del 70% de las editoriales europeas son conscientes del impacto inminente de la norma, según el proyecto europeo Apace, únicamente un 37,4% han comenzado a desarrollar libros electrónicos accesibles, tal y como lo atestigua un artículo publicado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y recogido por Servimedia.
Esta norma también busca armonizar las exigencias de los 27, lo que “podría restringir la distribución de libros no accesibles en entornos institucionales”, por lo que “adaptarse no sólo será un deber legal, sino también una condición para mantener la competitividad dentro del mercado europeo”.
En ese sentido, Laia Planagumà, profesora colaboradora del máster de Edición Digital de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, explicó que la entrada en vigor de esta directiva “supondrá un cambio estructural” para la industria editorial europea “que obligará a incorporar criterios de accesibilidad desde el diseño inicial de los libros electrónicos”.
A su vez, comentó que conseguir que un libro digital sea “realmente accesible” no pasa únicamente por cambiar el formato, sino que “implica toda una transformación de los procesos editoriales”, señalando que “los principales retos técnicos son la migración de archivos a EPUB 3 y la adopción de esta versión como la principal para la producción; la redacción de textos alternativos para imágenes; la navegación estructurada; y la compatibilidad con lectores de pantalla”.
IMPACTO ECONÓMICO
Por su parte, el reto económico a la hora de hacer un libro electrónico accesible pasa por la formación de equipos, la adaptación de flujos de trabajo y la posible contratación de servicios externos.
Esta profesora de la UOC advirtió de que “los costes, especialmente para editoriales pequeñas y medias, pueden ser un obstáculo importante”. A pesar de ello, en el sector abundan las voces que indican que “si la accesibilidad se integra desde el inicio -adoptando un modelo conocido como ‘born accesible’-, la inversión se reduce considerablemente”.
A lo anterior se añade la existencia de herramientas gratuitas, como ACE by Daisy, que permiten hacer verificaciones técnicas sin necesidad de grandes equipos.
A pesar de los desafíos, consideró que la directiva comunitaria puede ser un “motor de innovación” del sector, en un momento en el que algunas editoriales ya cuentan con la accesibilidad como criterio de calidad e iniciativas como la European Digital Reading Lab (EDRLab) ofrecen apoyo técnico y formativo para dar el salto.
REVOLUCIÓN
Laia Planagumà apuntó que “más allá de la normativa, la lectura digital vive una resolución”, como lo acredita el incremento en el uso de la inteligencia artificial en la producción editorial. Esta tecnología, a su juicio, “puede ayudar a automatizar tareas clave de producción, como la generación de textos alternativos, la detección de errores de estructura o la extracción de metadatos”.
En el consumo, continuó esta profesora de la UOC, “puede ser útil para personalizar la experiencia lectora según preferencias individuales”, lo que le permitió argüir que la adopción de la inteligencia artificial “puede llegar a ser una herramienta útil para apoyar a los profesionales y a los consumidores”.
Cabe destacar que los libros de acceso multiplataforma, que combinan texto con audio, vídeo y lectura sincronizada, están ganando terreno, especialmente en entornos educativos. Este modelo “no sólo favorece la comprensión, sino que contribuye a la accesibilidad universal”.
Otra tendencia a tener en cuenta es la consolidación de los audiolibros como formato preferido en muchos lectorales. Tal y como indica Deloitte, está previsto que el mercado global de los audiolibros genere 7.000 millones de dólares en ingresos en 2024. A lo que se añade que los modelos de suscripción como Kindle Unlimited y Scribd han alterado el consumo.
FUTURO LIBRO ELECTRÓNICO
Laia Planagumà expuso que el futuro del libro electrónico “será más amplio, más tecnológico y más inclusivo”. En esta línea, un informe de Mordor Intelligence establece que el mercado global de los libros electrónicos mantenga un crecimiento sostenido hasta 2030, impulsado por la digitalización educativo, los hábitos de lectura en dispositivos móviles y la adopción de plataformas de suscripción digitales.
Este crecimiento se acompañará de una integración más profunda, especialmente en la educación. Prueba de ello, es que la Unesco ha puesto de manifiesto el papel de la accesibilidad digital como “eje central” para alcanzar una educación inclusiva y de calidad.
Por último, Laia Planagumà deslizó que “la convivencia entre libro en papel y libro electrónico continuará, pero con roles diferenciados”, avanzando que “el libro en papel mantendrá su valor cultural, emocional y simbólico, especialmente en ámbitos como la literatura infantil, el regalo o la adquisición de ediciones especiales con una estética cuidada”; mientras que “el libro electrónico, en cambio, continuará ganando terreno por su flexibilidad, la accesibilidad y la integración tecnológica”.
“Más que una sustitución, diría que viviremos una complementariedad creciente, en la que el lector escogerá el formato según el contexto y la necesidad del momento”, concluyó.
(SERVIMEDIA)
04 Jul 2025
MST/mag/clc