El interés de los dos funcionarios era "facilitar una serie de datos al periódico `El Mundo' para que los publicara garantizando de esta manera que se conociera la verdad".

Amedo asegura que, una vez que su nombre aparece vinculado a los GAL, "sus superiores le insistieron en que debía guardar silencio porque declarar contra otros implicados no le suponía ningún beneficio. Incluso le llega a decir Miguel Planchuelo que le iba a proponer Rafael Vera que el declarante (Ameo) debía asumir toda la responsabilidad en la creación de los GAL porque era soltero y no tenía problemas familiares, negándose a ello el declarante".

A Amedo, como posteriormente a la que sería su esposa, Marian Acedo, y a Michel Domínguez y su esposa, Alicia Sánchez Carrión, también le dijeron que estuviera tranquilon que era "un tema de Estado".

En mayo de 1988, Planchuelo, en la sede de la empresa Marconi (entonces ya era propiedad de Julian Sancristóbal) y en presencia de Julian Sancristóbal "le dijo que se fugara de España porque, si no, podría complicarse mucho la situación del país", sigue la declaración judicial de Amedo.

El ex policía ratifica la versión de las dos esposas, relativa a que Juan de Justo era quien les entregaba cantidades entre 450.000 y 600.000 pesetas en sobres blancos con celo.

Por su parte, Michel Domínguez manifiesta que alquiló con nombre falso, por orden de Planchuelo un piso que se usaba para realizar contactos con las personas relacionadas con el GAL. Coo prueba aporta cuatro resguardos de Bankinter por importe de 35.000, 48.602, 35.000 y 49.884 pesetas destinadas a pagar dicho alquiler.

Según Domínguez, este piso se dedicaba exclusivamente a las actividades relacionadas con los GAL y el dinero para el pago del alquiler lo recibía directamente de Planchuelo en metálico.

Poco después, el ex policía alquiló un segundo piso con el nombre de Jaime Gómez Ugarte para el mismo fin y por orden del entonces jefe superior de policía de Bilbao. Este fue elúltimo local que alquiló por orden de su superior.