Energía

Greenpeace coloca pegatinas gigantes en Bruselas con el mensaje "el gas alimenta la guerra"

- Rechaza que la UE autorice nuevos gasoductos

MADRID
SERVIMEDIA

Un grupo de 20 activistas de Greenpeace Bélgica colocó este miércoles pegatinas gigantes con la imagen de un gasoducto en la sede de la Comisión Europea, en Bruselas (Bélgica), para denunciar “la amenaza que suponen para la paz los combustibles fósiles respaldados por la Unión Europea”.

Un nuevo informe publicado hoy por Greenpeace advierte de los riesgos geopolíticos y climáticos asociados a la construcción del gasoducto EastMed, que está cerca de recibir financiación de la UE y un permiso acelerado, ya que la Comisión Europea estudia incluirlo en la lista de proyectos energéticos de interés común.

Ese gasoducto, que no entraría en funcionamiento antes de 2028, conectaría los yacimientos de gas israelíes y chipriotas con Grecia, se ramificaría hacia Italia y atravesaría aguas disputadas entre Grecia, Turquía y Chipre. Una vez en funcionamiento, transportaría tanto combustible como para convertirse en la mayor fuente única de emisiones de toda la UE.

Javier Raboso, responsable de la campaña de Paz y Derechos Humanos de Greenpeace España, apuntó que “el apoyo continuado de la UE a los combustibles fósiles no sólo es un desastre climático, sino una auténtica amenaza para la paz”.

“El gasoducto EastMed es un ejemplo paradigmático de proyecto explosivo en una región altamente militarizada y disputada. Podría reavivar algunos conflictos latentes solo para que las compañías petroleras y gasistas pudieran exprimir sus beneficios durante un par de décadas más, desviando inversiones vitales de energías renovables y ahorro energético. La amenaza combinada del cambio climático y los conflictos armados es una clara advertencia de que las infraestructuras de combustibles fósiles no son una vía hacia la seguridad energética”, añadió.

“BOMBA DE RELOJERÍA CLIMÁTICA”

Los activistas de Greenpeace cubrieron los alrededores de la entrada principal del edificio Berlaymont, de la Comisión Europea, con imágenes de gasoductos equipados con un explosivo temporizado y los mensajes ‘El gas alimenta la guerra’ y ’Gas: bomba de relojería climática y de conflictos,’ en varios idiomas. Cerca de la entrada se colocó una especie de gasoducto de mayor tamaño sobre paneles de cristal.

El informe ‘Eastmed: una bomba de tiempo climática y geopolítica’ advierte de que, si se construye, ese gasoducto podría ser responsable de al menos 27 millones de toneladas equivalentes de CO2 al año -teniendo en cuenta el consumo de energía, el transporte y las fugas- y utilizaría un 11,5% del presupuesto de carbono restante de la UE -entre 2028 y 2050- para limitar el calentamiento global a 1,5 grados respecto a la era preindustrial.

En enero de 2022, Estados Unidos retiró su apoyo al proyecto al alegar que no era económicamente viable y que era perjudicial para el medio ambiente.

Greenpeace pidió a la Comisión Europea y a los gobiernos de la UE que retiren su apoyo al gasoducto EastMed, lo eliminen de la lista de proyectos energéticos de interés común y lleven a cabo una “evaluación del riesgo de conflicto” para cualquier proyecto transfronterizo de infraestructuras de combustibles fósiles respaldado por la UE.

Tras recabar la opinión de los reguladores energéticos y los gobiernos de la UE, se espera que la Comisión presente en noviembre la lista definitiva de proyectos energéticos de interés común. Los gobiernos y el Parlamento Europeo dispondrán entonces de dos meses para aprobar la lista completa o rechazarla, pero no podrán presentar enmiendas.

(SERVIMEDIA)
01 Mar 2023
MGR/gja