Día Salud Mental

"Un trastorno bipolar es un terremoto que desestabiliza muchísimo pero permite una vida feliz”

- Pacientes, familias y expertos piden “empatía” y más medios para mejorar su abordaje

- El actor Javi Martín relata en su experiencia a Discamedia.es con motivo del Día Mundial de la Salud Mental

MADRID
SERVIMEDIA

El trastorno bipolar afecta a entre el 1% y el 3% de la población y es un “terremoto” que “desestabiliza muchísimo” a quien lo tiene. Pero bajo control permite “llevar una vida feliz”. Para lograrlo, pacientes, familiares y profesionales de la salud reclaman más medios que permitan mejorar su abordaje así como “más empatía” con estas personas.

Así lo defendió en una entrevista con Servimedia coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental el actor y expresentador de ‘Caiga quien caiga’ Javi Martín, uno de los protagonistas del documental ‘Mi cabeza me hace trampas’, inspirado en la historia del publicista Carlos Mañas y en el que también participan la viuda de éste, Beatriz Gallidoro, y la psiquiatra Marina Díaz Marsá, directora médica del trabajo y vicepresidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental.

“Durante un tiempo, es un terremoto que desestabiliza muchísimo tanto a la persona que lo vive, como a los familiares y amigos, porque no saben cómo tratarla”, reconoció Martín, al tiempo que urgió a pacientes y familiares a “que se informen, entiendan qué está pasando y, con el tiempo, vean referentes de personas con trastorno bipolar y que llevan una vida muy estable y feliz”.

Desde su experiencia, pidió a quienes sean diagnosticados con este trastorno “que no le tengan miedo”, así como que, “se pongan en manos de profesionales, tomen la medicación y se cuiden”. “Es muchísimo dolor y mucha ansiedad y angustia y la empatía es muy importante en esta situación”, reiteró, consciente de que “hay gente que no entiende que los problemas mentales, a veces, vienen sin ninguna razón aparente” y afectan también a personas “con dinero, casa, familia, amigos y éxito”.

En su caso, todo “empezó de repente hace 11 años”. “Fue muy de golpe, empecé a ver la realidad completamente distorsionada, me parecía que había pasado a otro plano de la realidad, a Matrix”, abundó, para añadir que lo pasaba “estupendamente hablando con espíritus, plantas y animales y con capacidades extra-sensoriales”.

VARIOS INGRESOS E INTENTO DE SUICIDIO

Luego llegaron varios ingresos, el primero en Navidad de 2011, la depresión y un intento de suicidio en 2013, pese a que su diagnóstico fue “bastante rápido”. Al encontrarse en fase maníaca, a él le dio “exactamente igual”, si bien para su familia implicó “saber a qué atenerse y cómo se puede llevar” la enfermedad, algo crucial, pues, en ocasiones, ese entorno “se da cuenta mucho antes” de que algo no va bien, por lo que aconsejó a los pacientes que se “dejen querer y cuidar”,

“Desde hace años” él no tiene “ni manías ni depresiones” y lleva una vida “muy estable” afrontando “cada día como una aventura”. Tanto es así que da clases de teatro a personas con trastornos mentales graves, actúa y da charlas en empresas y colegios, consciente de que todavía “hay mucha desinformación sobre los trastornos mentales” y “faltan muchísimas cosas” para proporcionar una atención adecuada a quienes los padecen.

En este sentido, echa en falta un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, “más inversión” en salud mental, programas de concienciación sobre salud mental o educación emocional en las escuelas, convencido de que “se hace muy poco por evitar” los 4.097 suicidios que hay al año en España, teniendo en cuenta, además, que una de cada cuatro personas “tendrá algún tipo de problema de salud mental a lo largo de su vida”.

Eso lo sabe bien también Beatriz Gallidoro, viuda de Carlos Mañas, que falleció de cáncer el 5 de marzo a los 57 años y cuyo diagnóstico, que recibió con 41, dio “sentido y respuesta” a sus cambios de estado de ánimo, que se tornaron “cada vez más agudos”. “Era una persona muy creativa, nos hacía reír mucho, pero nos hizo llorar mucho también”, subrayó, para asegurar que, con todo, “daría lo que fuera por que estuviera aquí”.

LO MÁS COMPLICADO

A su entender, lo “más complicado” de convivir con una persona con trastorno bipolar “es que no sabes cómo va a ser cada día”. “El se sentía como una granada de mano sin anilla de seguridad que no sabes cuándo va a estallar”, rememoró, para aseverar orgullosa que su marido se consideraba “afortunado por tener una familia que lo anclaba, le protegía y le daba estabilidad”.

Gallidoro coincidió con Martín en la necesidad de proporcionar “apoyo y cariño” al paciente, pero también en que éste “tiene que poner bastante de su parte”. Además, juzgó “importante” que el entorno “sepa que tiene un trastorno, para poderle ayudar” y, entre las “muchas mejoras” que habría que implementar en España, abogó por “mejorar el trato” que los médicos dispensan a las personas con trastorno mental, que necesitan “más delicadeza”.

Con todo, advirtió de que “la medicación es importante, pero el entorno es más importante todavía”, tal y como queda plasmado en un documental que, a su entender, “no da una visión triste del trastorno”, sino “un mensaje de esperanza”.

Así lo cree también su directora médica, la psiquiatra Marina Díaz Marsá, quien puntualizó que la idea “surge de una amistad fruto de un desencuentro” con Carlos Mañas por su visión de los profesionales de la salud mental, que derivó en una estrecha colaboración en la “lucha contra el estigma” que sufren estos pacientes.

Dirigido por José Cabanach, producido por Question de Imagen y RTVE y realizado por la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, en ‘Mi cabeza me hace trampas’ también aparecen James Rhodes, Teo Cardalda o Sergio Pazos y su finalidad es también “hacer entender a la sociedad que estas personas tienen una vida, amigos, familia, inquietudes, sufrimientos y, además, un trastorno bipolar”.

UNA VIDA PLENA

“Es ayudar a entender la necesidad de la adherencia terapéutica para el control de los síntomas y que, con un trastorno mental, se puede tener una vida plena”, apostilló, consciente de la “dificultad” de establecer un diagnóstico que es “puramente clínico y nace de la exploración psicopatológica”.

La experta subrayó que la “diferencia fundamental” que presenta el cerebro de una persona con este trastorno radica en las “alteraciones” en los neurotransmisores asociados a la depresión y a la manía, por lo que el tratamiento “estándar” incluye “fundamentalmente” estabilizadores del ánimo, asociados, en ocasiones, con antipsicóticos, además de un tratamiento psicosocial y de apoyo emocional tras un diagnóstico que supone “un shock”.

En cuanto a las causas que subyacen a un trastorno bipolar, que se suele dar a partir de los 20 años y afecta igual a hombres y a mujeres, hizo hincapié en la existencia de una “vulnerabilidad” genética asociada a “factores ambientales traumáticos, de estrés y situaciones adversas” que pueden “precipitarlo”, si bien con el tratamiento farmacológico “adecuado”, que estimó “nuclear para la estabilización del trastorno”, las personas “pueden llevar una vida normal”.

Por lo que respecta a los retos en la atención de estas personas, además de superar el “déficit” de profesionales por habitante apostó por “conseguir la integración total” de las personas con este trastorno mental, que, como le ocurrió a Carlos, en ocasiones “dificulta” el despistaje de otras enfermedades y puede dar lugar a un grado de discapacidad en casos en los que “hay una merma de la personalidad o es difícil controlar los episodios maníacos o depresivos”.

(SERVIMEDIA)
10 Oct 2023
MJR/pai/gja