Desde 1998, Calatayud ha popularizado numerosas sentencias en las que las condenas consisten en distintos trabajos en beneficio de la comunidad, con base socioeducativa.

El juez de menores de Granada considera que "tenemos la obligación de conocer la historia que hay detrás de la persona" y que "la paciencia con estos chicos se traduce en educación, formación e inserción laboral", según afirma en una entrevista que publica la revista de información social "Quince Días", de Obra Social de Caja Madrid.

En una de sus primeras sentencias, Emilio Calatayud condenó a un menor que iba conduciendo bajo los efectos de bebidas alcohólicas a trabajar 150 horas con personas tetrapléjicas, lo que le abrió muchas puertas, recuerda el juez.

Por el Juzgado de Menores de Granada pasan cada año unos 800 casos, de los que entre 15 y 20 tienen un perfil delictivo. Actualmente, el equipo de 32 personas que trabaja en torno a este juez de menores tiene a su cargo 50 jóvenes privados de libertad y unos 630 en régimen abierto.

Emilio Calatayud lanza a la sociedad un mensaje de alerta, porque, a su juicio, "hemos ido dejando la educación de nuestros menores en la escuela y no hemos sabido poner límites". "Los menores nos han ido comiendo el terreno."