Rañé, en un encuentro informal con periodistas, celebrado hoy en la sede de la Oficina de la Generalitat en Madrid, afirmó que la voluntad primera de los proponentes de la reforma es que el texto sea constitucional, "pero también hay una voluntad clarísima de ir a tope en la Constitución".

"Lo más importante", explicó, "es que hay un prepacto en Cataluña de que debe ser un texto constitucional". Precisamente, recordó, el Consell Consultiu se encargó de refinar el texto antes de su remisión al Congreso para que no apareciera parte alguna con visos de inconstitucionalidad.

Sin embargo, a la vista de la polémica suscitada, "la verdad es que no lo hemos explicado bien y la primera responsabilidad de explicarlo es de quien lo propone", admitió el conseller.

Rañé concluyó que la reforma catalana "no es contra nadie". El diseño de la financiación, subrayó, "puede generalizarse a toda España. Los conceptos están pensados para que sean asumidos por los demás".