Neuropsicología
La neuropsicología tiene un papel fundamental en la prevención y el diagnóstico precoz de las demencias
- Ceafa celebra un nuevo webinar de su HUB de conocimiento de Alzhéimer
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La Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (Ceafa) celebró este jueves un nuevo webinar de su HUB de conocimiento de Alzhéimer, bajo el título ‘Neuropsicología y Demencia: Prevención, Intervención y Nuevos horizontes’, una sesión en la que ha puesto el foco en tanto en la prevención (mediante el fortalecimiento de la reserva cognitiva y la promoción de la higiene cerebral) como en el diagnóstico precoz, esencial para mejorar el pronóstico.
La jornada contó con la participación de la neuropsicóloga clínica, adjunta del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Moisés Broggi, Marta Balagué Marmaña, quien subrayó la importancia de la prevención como herramienta fundamental para modificar el curso de estas enfermedades neurodegenerativas, así como el papel del diagnóstico precoz como elemento clave para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las personas afectadas.
Durante el encuentro se abordó la importancia de un diagnóstico específico y precoz, que permita identificar el tipo de demencia y aplicar estrategias de tratamiento y seguimiento adecuadas. En este sentido, la evaluación neuropsicológica juega un papel fundamental en el diagnóstico diferencial, ya que permite detectar alteraciones en funciones como la memoria, el lenguaje o la percepción, y relacionarlas con la afectación de áreas cerebrales concretas.
En combinación con biomarcadores obtenidos a través de técnicas de neuroimagen, punción lumbar o análisis en plasma, la neuropsicología permite alcanzar una mayor precisión diagnóstica y descartar otras posibles causas del deterioro cognitivo.
La sesión puso también el foco en las estrategias de prevención basadas en el fortalecimiento de la reserva cognitiva, un concepto que hace referencia a la capacidad del cerebro para compensar los efectos del envejecimiento o las lesiones neurológicas, y que se desarrolla a lo largo de la vida a través de la estimulación cognitiva, la educación, el contacto social y la actividad física.
Factores como el aislamiento social, la contaminación ambiental, la falta de estimulación sensorial, o la pérdida de audición y visión no tratadas, aumentan el riesgo de deterioro cognitivo. Asimismo, el propósito vital, el estilo de vida y ciertos perfiles psicológicos pueden actuar como factores protectores o de riesgo, lo que abre nuevas vías para intervenciones personalizadas.
(SERVIMEDIA)
03 Jul 2025
MMC/gja