Religión

El nuevo arzobispo de Madrid abrirá las parroquias a las personas con discapacidad para "humanizar" la Iglesia

- José Cobo descubrió en la discapacidad que “la vida y ser personas tienen horizontes mucho más grandes” y que “la diversidad no es una maldición”

- Alaba que las personas con discapacidad "muchas veces la vida les ha tratado muy mal y, aun así, no han devuelto mal por mal"

VÍDEO: los clientes de Servimedia disponen de imágenes y sonido de estas declaraciones en el enlace https://servimedia.tv/EntrevistaJoseCoboDiscapacidad

MADRID
SERVIMEDIA

El arzobispo electo de Madrid, el hasta ahora obispo auxiliar José Cobo, quiere “seguir abriendo la puerta de las parroquias a las personas con discapacidad”. Esa apertura de puertas incluye “romper las etiquetas” porque “las personas con discapacidad están en los barrios” como cualquier vecino y cuando están presentes en una comunidad parroquial las “humanizan”.

Así lo ha afirmado en una entrevista en Servimedia pocos días después de conocerse su nombramiento para llevar las riendas de la iglesia madrileña, la más grande de España, en sustitución de Carlos Osoro.

Estas palabras de monseñor Cobo las quiere trasladar a hechos concretos en su nueva etapa como arzobispo. De hecho, para la toma de posesión que tendrá lugar el 8 de julio en la catedral de la Almudena de Madrid ha pedido ser él quien baje desde el altar a saludar a familiares y amigos con discapacidad para que ellos no se tengan que enfrentarse a barreras arquitectónicas.

La inaccesibilidad, remarcó, también está en los clichés y prejuicios, muchas veces heredados del desconocimiento. El prelado, con amplia experiencia como “cura de barrio” y su cercanía a los pobres y a colectivos vulnerables, recordó también la lección que obtuvo en las convivencias de jóvenes para que se relacionaran con personas con discapacidad durante unos días.

“Cuando estaba en la parroquia nos íbamos 15 días en verano con los chavales de 18 y 19 años a proyectos con personas con diversas discapacidades a Bilbao o a Benasque (Huesca). Una vez me dijo uno de esos chavales: ‘Me han engañado’. ’¿Qué te ha pasado?’, pregunté. ‘Me han engañado porque me han contado que la vida es con personas de formas muy determinadas. Y ahora he descubierto que la vida y ser persona tienen horizontes mucho más grandes, que hay gente que es persona con otras capacidades’. Que esto te lo diga un chaval con 18 años, que explica que a través del mundo de la discapacidad ha entendido la vida es una experiencia que tenemos en las parroquias”, recordó.

“A las parroquias viene gente de todo tipo. No solemos tener multimillonarios, si hay alguno que nos lo presenten", bromeó. "Lo que sí hay es gente de barrio. Y las personas con discapacidad están en nuestros barrios. Me gustaría seguir abriendo la puerta. Las personas con discapacidad están en nuestras parroquias y se relacionan y humanizan las parroquias. Nos dicen qué es la vida, como este chaval; que no están unos y otros, sino que la vida es ésta y que las personas podemos mirarnos a la cara y entendernos cada uno con nuestra historia y con nuestro corazón. En la parroquia donde he estado, los momentos más humanizantes nos los han dado las personas con discapacidad”, subrayó.

Por ejemplo, prosiguió, esas personas han explicado algo que estaba “olvidado”: ”Que muchas veces la vulnerabilidad se convierte en una posibilidad; que el cariño es posible; que nos podemos reconocer y que se puede dar cariño gratis, porque lo dan y porque es gente a la que muchas veces la vida les ha tratado muy mal y, aun así, no han devuelto mal por mal. Por eso, cuando los vemos decimos: ‘Esto es el Evangelio de Jesucristo’”.

PARTICIPACIÓN

En los últimos años, el arzobispado de Madrid ha dado algunos pasos para impulsar la participación de las personas con discapacidad en la vida eclesial. Aunque aún es un reto la accesibilidad física a las 476 parroquias de la provincia eclesial madrileña, ya que muchas son edificios históricos con múltiples barreras, de la mano de Fundación ONCE se han implantado proyectos piloto como bucles magnéticos en la Catedral de la Almudena, para que las personas sordas puedan seguir el culto.

Otra forma de abrir las puertas de la Iglesia a las personas con discapacidad es contribuir a romper las barreras mentales que aún prevalecen en la sociedad, favoreciendo, por ejemplo, una mayor accesibilidad a los sacramentos. El Arzobispado también publicó una guía para acoger a las personas con discapacidad y cada vez más comunidades parroquiales ofrecen catequesis adaptadas a los niños con discapacidad, con pictogramas para que los pequeños con autismo o síndrome de Down puedan practicar su fe.

“Es una gozada”, calificó Cobo su participación en un encuentro con catequistas de personas con discapacidad celebrado a finales de abril en la sede del arzobispado. “El gran reto es cómo lo acompañamos con las personas con discapacidad, familias y niños. Tenemos que contarles quién es Jesús a cada uno, porque tenían la dificultad de que en las parroquias a veces no tenemos especialistas. Hemos empezado a crear a través de grupos de padres procesos también para niños con cualquier discapacidad. Cuando se juntan con grupos de las catequesis más mayoritarias están siendo puntos de encuentro preciosos, porque están provocando que los niños ven que hay otros niños que también están en catequesis y que están haciendo un proceso como ellos. Se están entendiendo y se está provocando una integración también a través del anuncio del Evangelio”, relató.

Precisamente, en ese primer encuentro de catequistas de personas con discapacidad, organizado por la Delegación Episcopal de Catequesis en la sede del Arzobispado de Madrid en abril, se planteó crear un grupo de trabajo estable para abordar estas cuestiones sobre discapacidad y fe. Con su presencia, el entonces arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, llamó a que "nadie está excluido del anuncio del Evangelio" porque "la transmisión de la fe no tiene fronteras de ningún tipo".

EXPERTOS EN ABRIR PUERTAS

Cobo cerró la jornada como obispo auxiliar de Madrid y puso en valor el interés de personas que son "punta de lanza" para "que cada uno, con sus posibilidades y capacidades, descubra a Dios y se convierta en evangelizador para el otro". Los animó a continuar sensibilizando a las comunidades cristianas en la idea de que "aquí no sobra nadie". "Tenemos que ser expertos en abrir las puertas para que la gente encuentre a Dios", en línea a lo que dijo a Servimedia unas semanas después, tras su nombramiento como arzobispo electo.

Esa inclusión, prosiguió tras su nombramiento por la Santa Sede, permite a los católicos “romper las etiquetas” en la vida comunitaria de la fe. “A todos nos gusta poner etiqueta este es de no sé quién, este es de no sé cuánto, este es de estudia esto. Yo creo que habitar la globalización de forma cristiana nos puede llevar a reconocer la diversidad. Es lo que hizo Dios desde el principio. Dios creó la diversidad, ¿no? Y dijo: ‘Habitadla’. Pero la diversidad no es una maldición para los creyentes. La diversidad es un lugar de fe. Jesús eligió a doce, cada uno de su padre y de su madre. Pues eso es la forma creyente o cristiana de ver esto: es aprender la diversidad. La uniformidad no es de Dios la diversidad, sí”.

(SERVIMEDIA)
25 Jun 2023
AHP/pai