Así lo criticó en un comunicado en el que expuso las principales conclusiones de su análisis de diez lasañas adquiridas en la sección de platos preparados refrigerados de varias cadenas de supermercados.

A su juicio, los resultados “revelan importantes diferencias” entre las analizadas y, en este sentido, advirtió de que, frente a productos “de buena calidad, elaborados con ingredientes como los que se usan en casa, bien cocinados y ricos”, hay otros “muy mediocres, con ingredientes industriales y muchos aditivos”, incluyendo emulsionantes, conservantes, acidificantes, colorantes o agentes de textura.

No obstante, estimó que “todos tienen en común el exceso de dos potenciadores naturales del sabor”, como son la sal y el azúcar, con 3,3 y 10,6 gramos de media por ración, respectivamente, además de una “elevada presencia” de grasas saturadas, pese a que solo una lasaña emplea mantequilla para la elaboración de la bechamel.

En este contexto, las mejores valoraciones en degustación, realizadas por un panel de cata profesional, “coinciden” con los tres productos “mejor valorados del análisis”, según apuntó la asociación.

LAS MEJORES

A este respecto, destacó la Lasaña boloñesa de Hacendado, a la venta por 2,65 euros el envase de 350 gramos. Según el estudio, “a favor” tiene ser la “única lasaña sin aditivos”, además de su “muy buena valoración en degustación” y “en contra", que la cantidad de sal “podría ser menor”.

Por su parte, también resaltó la Lasaña boloñesa Dunany, con un precio de 2,75 euros/envase de 350 gramos. A favor tiene que es la “única” que emplea mantequilla, su “muy buena” valoración en degustación y su “buen” procesado, pese a que tiene “bastante sal y aditivos”.

Por último, también ensalzó la lasaña de El Corte Inglés, vendida por 2,97 euros/envase de 400 gramos. Entre sus aspectos positivos hizo hincapié en que tiene la “mejor” nota en degustación y que su grado de procesado es “aceptable”. En contra, presenta “demasiados” aditivos y la cantidad de sal “podría ser menor”.

Con todo, aseguró que, “aun priorizando las mejores lasañas del análisis”, no son platos “demasiado equilibrados”, por lo que, a su entender, “deberían consumirse solo de vez en cuando, combinándolas con algo de fruta y verdura”.

Asimismo, urgió a los fabricantes a que “reformulen” la composición para hacer un producto “más sano y equilibrado, reduciendo, especialmente, el porcentaje de sal y de grasas saturadas”.