Ruta de la Luz

La Ruta de la Luz vuelve a Bolivia para mejorar la visión de los niños a 4.000 metros de altitud

MADRID
SERVIMEDIA

La Ruta de la Luz, junto con la Fundación Ojos del Mundo, ha vuelto a Bolivia para mejorar la visión de los niños, por lo que ha llevado a cabo revisiones visuales en los colegios de comarcas cercanas a Oruro, en concreto en 23 escuelas de dos municipios (Huayllamarca y Machacamarca) que se sitúan a casi 4.000 metros de altitud.

Los ópticos-optometristas, Luis Andrés Bravo y Marta Victori, fueron los encargados de realizar las revisiones visuales en 23 escuelas de los municipios bolivianos de Huayllamarca y Machacamarca.

Allí, llevaron a cabo 310 revisiones visuales, prescribiendo un total de 290 gafas. En las poblaciones rurales donde trabajaron los ópticos de la Ruta de la Luz, es imposible el acceso a unas gafas desde el sistema de salud público.

Muchos estudiantes utilizan gafas proporcionadas por campañas de ópticas privadas, pero no se hace ningún seguimiento sobre su utilización ni sobre la evolución de sus defectos refractivos. Además, también existe un problema cultural importante, ya que en poblaciones rurales, los estudiantes evitan el uso de gafas por el bullying que conlleva.

De hecho, los dos ópticos encontraron de forma mayoritaria, una altísima incidencia de astigmatismos miópicos elevados, muy frecuentemente compensados con hipermetropías.

EXPOSICIÓN ULTRAVIOLETA

En este sentido, Luis Andrés Bravo destacó que “esto nos ha llamado mucho la atención, ya que son casos que vemos en España dos o tres veces al año. Parece ser que la suma de distintos factores, como es el alto índice de radiación ultravioleta, unido a la falta de elementos de protección (gafa de sol) hacen que la población permanezca constantemente guiñando los ojos, de manera que la presión palpebral bien pudiera provocar este tipo de astigmatismos”.

Por su parte, Marta Victori añadió que “también hay un alto índice de ojo rojo y ojo seco, provocados en este caso por las condiciones ambientales, unidas a la altura, cerca de 4.000 metros, el polvo y el viento”.

El proyecto se llevó a cabo en colaboración con la Fundación Ojos del Mundo en Bolivia, que mostró una gran eficiencia logística, antes y durante la estancia de los ópticos sobre el terreno, algo que les permitió aprovechar cada segundo de permanencia sobre el terreno de la misión óptica.

De hecho, Luis Andrés Bravo recordó que “nos recibieron en el aeropuerto y estuvieron en todo momento pendientes de nosotros. Se ocuparon de dejarnos y recogernos en el hotel a diario, llevarnos a los colegios para hacer las revisiones visuales y acercarnos al aeropuerto el día de nuestro regreso a Madrid”.

Ojos del Mundo contaba con materiales como autorefractómetro y cajas de pruebas, mientras que los ópticos, desde Madrid, llevaron retinoscopios y oftalmoscopios, gafas de prueba, test visuales y todo tipo de punteros, reglas y otros materiales, así como gafas premontadas con graduaciones habituales y gafas de sol.

(SERVIMEDIA)
01 Dic 2022
ABG/gja