Biodiversidad

La segunda ballena más grande del mundo se recupera en la Antártida tras prohibirse su caza

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de investigadores ha documentado por primera vez que las poblaciones de rorcual común o ballena de aleta meridional, que es la segunda especie de ballena más grande tras la ballena azul, se recuperan en zonas de alimentación en la Antártida después de que se prohibiera su caza comercial en 1976.

Así lo explican en un estudio publicado este jueves en la revista 'Scientific Reports', que incluye la primera documentación en vídeo de grandes grupos de rorcuales comunes alimentándose cerc ade la isla Elefante. Los autores sugieren que la recuperación de las poblaciones de ballenas de aleta meridional podría restaurar los nutrientes del ecosistema marino y apoyar la recuperación de otros organismos marinos.

Las ballenas de aleta austral ('Balaenoptera physalus quoyi') son una subespecie de ballena de aleta que habita en el hemisferio sur. Fueron cazadas extensamente durante el siglo XIX, particularmente en áreas específicas de alimentación en la Antártida. Cuando se prohibió su caza en 1976, se calcula que más de 700.000 individuos habían muerto y rara vez se los veía en sus regiones tradicionales de alimentación.

Helena Herr, de la Universidad de Hamburgo (Alemania), y sus colegas recopilaron datos sobre la abundancia de rorcuales comunes en la Antártida mediante un estudio en helicóptero y grabaciones de vídeo en dos expediciones realizadas en abril de 2018 y marzo de 2019 a bordo del rompehielos de investigación Polarstern.

Los autores estimaron la abundancia de rorcuales comunes en función de todos los avistamientos de individuos y grupos a lo largo de 3.251 kilómetros de recorridos de búsqueda. Registraron 100 grupos de ballenas de aleta con tamaños de grupo que van de uno a cuatro individuos y ocho grupos inusualmente grandes de hasta 150 ballenas que parecían estar alimentándose activamente. Los casos previos observados de alimentación de ballenas de aleta han involucrado un máximo de 13 individuos.

"Nunca antes había visto tantas ballenas en un solo lugar y estaba absolutamente fascinada al ver cómo se alimentaban estos grupos masivos", indica Bettina Meyer, bióloga del Instituto Alfred Wegener, perteneciente al Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI, por sus siglas en alemán) y de la Universidad de Oldenburgo (Alemania).

MÁS NUTRIENTES

Los autores modelaron las densidades de población de rorcuales comunes en la Antártida y predijeron una población de 7.909 rorcuales comunes para el área total del estudio, con una densidad de 0,09 individuos por kilómetro cuadrado, alta en comparación con las poblaciones de rorcuales comunes en otras áreas del mundo, como el sur de California (alrededor de 0,003 ballenas por kilómetro cuadrado).

Además, los autores informan de un punto de acceso notable de rorcuales comunes alrededor de la Isla Elefante con una abundancia prevista de 3.618 individuos, o 0,21 ballenas por kilómetro cuadrado.

Sugieren que la recuperación de las poblaciones de ballenas de aleta podría enriquecer el ecosistema marino de la Antártida a través del reciclaje de nutrientes de la alimentación y los excrementos de las ballenas, y, a su vez, apoyar un mayor crecimiento de fitoplancton y mayores poblaciones de krill.

Las ballenas no solo comen krill, sino que también les benefician: los excrementos de ballena fertilizan el océano, ya que los nutrientes que contiene –como el hierro, que es comparativamente escaso en la Antártida– son esenciales para el crecimiento del fitoplancton (microalgas) en el agua.

A su vez, el fitoplancton resulta ser una fuente de alimento para el krill. “Cuando la población de ballenas crece, los animales reciclan más nutrientes, aumentando la productividad del océano Antártico. Esto favorece el crecimiento de las algas, que, a su vez, absorben dióxido de carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis y reducen la concentración de CO2 atmosférico”, concluye.

(SERVIMEDIA)
07 Jul 2022
MGR/clc