Cortes Generales

El Senado hace historia e incorpora a su plantilla a cinco personas con discapacidad intelectual

- Los cinco nuevos trabajadores superaron una oposición a la que se presentaron 500 candidatos

- Desde este lunes comienzan a trabajar para el área de Servicios Generales del Senado

MADRID
SERVIMEDIA

El Senado incorpora este lunes por primera vez a cinco trabajadores con una discapacidad intelectual de más del 33%. Carlos, Montserrat, Álex, Adrián y Nicole superaron una oposición a la que se presentaban 500 candidatos. El camino ha sido difícil pero, como dice Carlos, "si alguien con discapacidad puede ganarse una medalla olímpica, ¿por qué nosotros no podemos llegar a nuestros logros?".

El grupo va a trabajar para el área de Servicios Generales desde el Servicio de Igualdad y contará con la ayuda de cinco voluntarios formados específicamente, que les ayudarán y dirigirán en sus primeros días. Los trabajos que desarrollarán serán muy amplios y abarcan desde el área de protocolo hasta el de mantenimiento de las instalaciones.

La historia de estos cinco pioneros trata de esforzarse avanzando siempre a contracorriente y culmina en cinco exámenes de acceso que la coordinadora de esta iniciativa, María Luisa Valls Alguacil, definió en una entrevista a Servimedia como "brillantes".

Tres de ellos coinciden en que un 90% de las personas no creían que fueran capaces cuando comenzaron a prepararse hace casi un año. Adrián en un principio tampoco se veía capaz de conseguir la plaza. No obstante, ha logrado formar parte del 1% de los candidatos que consiguieron el puesto. Ahora son personal laboral fijo y están entre "la creme de la creme", apunta Carlos, a quien le gustaría volver a su anterior trabajo para demostrar a parte de ese 90% donde ha llegado. Álex bromea que sería algo más soez con lo que le diría a quienes no creían en ellos.

LA INCLUSIÓN LABORAL

La vida laboral hasta conseguir un trabajo adaptado y en condiciones les hizo pasar por derroteros muy complicados. Carlos estudió un curso del SEPE y trabajaba en una empresa de calderas de la que tuvo que acabar saliendo con una baja psicológica por culpa de uno de sus compañeros. “Me llegó a dar miedo hasta coger un destornillador”, lamenta.

Un caso similar vivió Álex, que a los 16 años ya trabajaba como repartidor en un kebab sin carnet de conducir, entre contratos “donde firmabas una cosa y luego era otra” con “gritos” y sin tener el descanso acordado. Antes de hacer las oposiciones estuvo en un taller, trabajó en un campo recogiendo melocotones y en una fábrica de El Pozo.

Montserrat comenzó la carrera de Integración Social porque le gusta “muchísimo” ayudar a la gente, terminó trabajando en una tienda de alimentación, aunque luego logró aprobar sus primeras oposiciones que le llevaron al Ministerio de Agricultura.

Todos coinciden en que crecer con una discapacidad invisible no es fácil, porque en el instituto sí podían recibir adaptaciones curriculares o facilidades, pero cuando se enfrentaron a estudios superiores, “meten mucha caña”, espeta Álex porque no conocen la “trayectoria” y, en su caso, no podía “seguir el ritmo”.

Montserrat explica que hizo bachillerato, aunque no porque ella quisiera, sino porque “es lo que hace todo el mundo” y es “lo que manda la sociedad”. Por eso le costó volver a estudiar. “Para mí era un esfuerzo, yo me acuerdo de estar estudiando hasta las tantas, a veces con ataques de ansiedad. Fue como, no vuelvo a pasar por ahí, pero al final acabé metida y la saqué, con mucho esfuerzo, pero la saqué”.

A todo ello, se suma el problema del bullying. Su adolescencia fue “fastidiada”, algo que comparten tanto Carlos como Álex. Pero “si tienes disciplina y si quieres conseguir una cosa, aunque tengas una discapacidad o cualquier impedimento, si te lo propones, lo puedes conseguir”. Así lo subraya Álex, que aplica este principio a “cualquier aspecto de la vida”.

UNA VIDA RESUELTA

Por todo lo anterior, Álex cuenta que nadie se puede imaginar lo “increíble” que fue ser consciente de que con 22 años tiene "la vida resuelta con buenas condiciones de trabajo”. “Todo el rato con la sonrisa en la cara, no sé cómo describirlo con palabras”.

Montserrat le avala y afirma que es un momento que no va a “olvidar”. Adrián añade que “es un orgullo formar parte de la historia”. También recuerdan los gritos, los saltos de alegría y el sentimiento de orgullo cuando les dieron la noticia, y es que mirarse al espejo es distinto cuando uno sabe que es trabajador de las Cortes Generales tras superar a otras 495 personas.

El proceso constó de un examen teórico y otro práctico en los que había preguntas psicotécnicas y preguntas relacionadas con un temario de más de 100 páginas sobre las Cortes Generales, la Constitución o la Administración Parlamentaria.

El día del examen fue de nervios a flor de piel, especialmente por la segunda prueba en la que les hicieron preguntas prácticas sobre el temario, que debían responder en 35 minutos, aunque para Adrián por ejemplo, la más difícil fue la parte teórica. “Estaba con las piernas temblando, pero luego el examen me resultó bastante sencillo”, relata Carlos. Álex estuvo a punto de no ir a la primera prueba porque se le cayó un armario en el pie y tuvieron que operarle. “Menos mal que vine”, celebró.

Si la sonrisa de los examinados fue grande cuando les dieron la noticia, la de sus familias no fue diferente. La de la madre de Álex que fue corriendo a sacarle de la biblioteca para darle la noticia, la de su abuelo que lloró cuando lo supo; la del padre de Carlos cuando llegó a casa y le escuchó gritando, o la de su novia, a quien está tremendamente agradecido porque le preparaba exámenes basados en el temario, también las de la madre y la hermana de Adrián que supieron desde el principio que lo iba a conseguir.

UN MENSAJE A LA SOCIEDAD

Tras haber alcanzado este hito todos tienen un mensaje tanto para las personas con discapacidad como para la sociedad en general. Adrián pide que no les “tengan medio”. Asimismo, Álex cree que hace falta que los padres estén concienciados en el respeto a la discapacidad y se lo transmitan a sus hijos, porque "una charla de una hora al año" en el colegio no es suficiente, también considera que hace falta “más comprensión por parte de las empresas”. Montserrat añade que cuando un niño llegue y vea a alguien con discapacidad “no se burle” y lo vea con normalidad.

A las personas como ellos les animan a pelear. “Te va a costar más, claro, pero yo le diría que no se abandone, que lo luche, que lo pelee”, sentencia Carlos. Álex lo tiene claro, “que no se desmoralice porque tenga una discapacidad, anda que no hay gente en la calle que no tiene nada reconocido y lo tiene”. “Tú no eres más tonto, eres más listo" porque al reconocerla, "puedes tener beneficios”.

No son palabras vacías, salen de quienes se han propuesto un objetivo, han luchado, lo han conseguido y ahora pueden celebrar que son como los son como "un medallista olímpico", pero trabajando para el Senado.

(SERVIMEDIA)
04 Dic 2023
JAM/pai