Por su parte, los locales públicos deberán colocar carteles de advertencia so pena de una multa de 425 reales (unas 40.000 pesetas). La ley podría extenderse por todo Brasil, según pretenden sus patrocinadores del ayuntamiento de Campinas.

En la localidad, situada a 100 kilómetros de ao Paulo, se pretende combatir la dependencia de la población a los aparatos móviles, que se han cuadruplicado en los últimos tres años en todo el país, llegando hasta los 58 millones, lo que equivale a un teléfono por cada tres brasileños.