Fuente jurídicas aseguraron que los testimonios prestados por videoconferencia han sido extensos y corroboran los hechos por los que está imputado Yassine Kanjaa.

Entre los testigos interrogados este martes había varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía, personas que se encontraban en la iglesia en el momento del ataque, el vicario parroquial de la iglesia mayor de Algeciras, Rubén Vargas; la camarera de un bar próximo y una catequista de la Iglesia de La Palma. Todos ellos, han ratificado la declaración que hicieron ante la Policía.

Por su parte, la defensa de Kanjaa trata de conseguir que se atribuya al imputado un delito de asesinato y otro de daños y que no se atribuya un delito de terrorismo que conllevaría penas más altas.

Las declaraciones de los testigos comenzaron el pasado viernes con la comparecencia del compañero de piso del yihadista que el pasado mes de enero mató a un sacristán en Algeciras e hirió a otras dos personas y que ratificó ante el juez que su radicalización se produjo en apenas un mes y medio. La pasada semana también declaró un hermano del investigado.

En el ataque resultó asesinado el sacristán de la iglesia de la Palma, Diego Valencia, y heridas dos personas, entre ellas el párroco de San Isidro, Antonio Rodríguez.

La ronda de declaraciones continuará el próximo día 24 en el que están programadas las declaraciones de las dos víctimas del ataque que sobrevivieron. Por el momento, se desconocen los resultados del informe psiquiátrico solicitado por el juez para saber si Yassine Kanjaa es imputable.

Hasta el momento, los forenses de la Audiencia Nacional han recomendado su ingreso en una unidad psiquiátrica para observar su evolución. El juez Gadea tomó declaración a Kanjaa el pasado 30 de enero y decidió enviarle a prisión provisional sin fianza. El presunto yihadista está investigado por delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas. En su auto, el magistrado consideró que se los actos fueron un ataque yihadista.

Su compañero de piso declaró ante la policía que el proceso de radicalización de Kanjaa fue muy rápido. Ambos vivían en una casa abandonada y en ruinas en las inmediaciones de la calle Sevilla, en Algeciras.

En un momento dado, apreció que el hombre dejó de beber y fumar hachís, comenzó a escuchar audios sobre el Corán y a tener comportamientos agresivos. El testigo estima que todos estos cambios se produjeron en no más de mes y medio antes del ataque.