Francisco Romero, padre de tres de los descubridores del tesoro, afirmó a Servimedia que el hecho de no poder abonar las cien mil pesetas para los trámites legales necesarios es la causa por la que no pueden cobrar la recompensa.

La aventur de esta familia comenzó cuando, hace algunos años, cuatro niños, los hermanos Francisco, Juan Carlos y Carmelo Romero Fernández, junto con un amigo suyo, Sergio González, se encontraban jugando en la dársena de Ayamonte, localidad fronteriza con Portugal, y encontraron dentro de un tubo de cartón el tesoro, cuyo propietario y procedencia aún se desconocen. Los descubridores alertaron a sus padres, que avisaron a la Guardia Civil.

Fuentes judiciales señalaron a Servimedia que para que los autores del escubrimiento puedan percibir la compensación, es necesario que el hallazgo sea publicado oficialmente, para lo que hay que seguir una serie de trámites.

Si una vez publicado no aparece el propietario del tesoro, la cantidad económica deberá ser abonada por la Administración, mientras que en caso de aparecer el dueño, será éste quien tenga que desembolsar la cantidad estipulada.