Infancia

Uno de cada cinco adolescentes españoles es adicto a las pantallas, según Cáritas

Madrid
SERVIMEDIA

Uno de cada cinco adolescentes españoles presenta una conducta adictiva a las pantallas, con independencia de que sus familias se encuentren o no en situación de vulnerabilidad, lo que les genera aislamiento, ansiedad, falta de control y dependencia.

Esta es una de las conclusiones del informe ‘Impacto de las pantallas en la vida de la adolescencia y sus familias en situación de vulnerabilidad social: realidad y virtualidad’ que Cáritas Española presentó este martes en la sede del Consejo Económico y Social de España.

En el acto estuvieron presentes Natalia Peiró, secretaria general de Cáritas Española, Daniel Rodríguez, técnico del Equipo de Estudios de Cáritas, y Carmen García, responsable del programa de infancia de Cáritas.

En la elaboración de este informe participaron 36 Cáritas Diocesanas que elaboraron 930 encuestas (465 a jóvenes y adolescentes entre 12 y 17 años y 465 y a sus padres y familias) y organizaron cinco grupos de discusión entre chavales.

En su intervención, Daniel Rodríguez expuso que las conclusiones del estudio ponen de manifiesto que el uso de pantallas “está generalizado”, como lo evidencia el hecho de que el 96% de los jóvenes y adolescentes cuentan con un teléfono móvil propio, iniciándose en el uso de estos dispositivos entre los 10 y los 12 años de edad, a pesar de la que mayoría de las aplicaciones que utilizan están pensadas para mayores de 16 años.

A su vez, comentó que el uso de pantallas presenta “evidentes diferencias de género”, como lo atestigua el hecho de que el porcentaje de chicos que juegan a diario, uno de cada tres, triplica al de las chicas.

Del mismo modo, el 6% de los chavales no juega nunca, un porcentaje que se eleva al 43% en el caso de las chicas, las cuales son más activas en redes sociales generando muchas publicaciones, lo que provocan que estén “muy expuestas”, mientras que ellos, en estas plataformas, desempeñan el papel de espectadores y jueces.

El informe considera que el uso de las pantallas es abusivo cuando la exposición a ellas supera las seis horas diarias, una situación en la que se encuentra el 36% de los jóvenes españoles.

La conducta pasa a ser adictiva cuando genera aislamiento, ansiedad, falta de control y dependencia, una realidad que vive uno de cada cinco chavales, sean o no vulnerables sus familias.

Ante esta situación, Daniel Rodríguez arguyó que el ejemplo que estos chavales recibe en casa tiene una enorme influencia sobre su adicción. Prueba de ello es que si los padres presentan un comportamiento responsable en el uso de pantallas el riesgo de que tengan un comportamiento de este tipo se reduce un 70%, mientras que el ocio responsable lo disminuye a la mitad.

En el caso de los videojuegos, la juventud en riesgo de exclusión sufre el doble de adicción que los jóvenes en su conjunto, y afecta al 12%. Ello se debe a la dificultad para acceder a un “ocio estructurado”, a la falta de recursos familiares o de alternativas en sus barrios y a que las esferas virtuales les ofrecen la oportunidad de “escapar y evadirse de una realidad que les ahoga”.

Los jóvenes son conscientes de que el buen clima familiar y su desempeño académico dependen del uso que hacen de las pantallas. En ese sentido, más de la mitad reconoce que les han quitado el móvil en casa o en clase por hacer un uso indebido de estos dispositivos.

Por su parte, los padres también son conscientes de que las pantallas tienen un efecto negativo en sus hijos y en las relaciones familiares. De hecho, el 28% cree que son las culpables de la falta de comunicación con sus vástagos, uno de cada cuatro señala que han empeorado la actitud de los chavales y el 17% dice que han sido el origen de los conflictos con ellos.

En ese sentido, únicamente el 12% de los progenitores se siente preparado para afrontar la educación digital de sus hijos, mientras que el 53% confiesa necesitar apoyo.

Por otro lado, el informe ilustra que las pantallas han tenido un impacto sobre el rendimiento académico de los adolescentes. El 18% de los que viven en una situación de vulnerabilidad ha faltado algún día a clase en el último mes sin justificación, un porcentaje que crece hasta el 23% cuando hay adicción y hasta el 27% cuando hay un uso abusivo de ellas.

También existe una relación directa entre los suspensos y el uso conflictivo de las pantallas, como lo demuestra que casi la mitad de los jóvenes que abusa de ellas ha suspendido tres o más asignaturas, un porcentaje que crece hasta el 60% cuando hay un uso adictivo.

Daniel Rodríguez comentó que lo digital “ha traído nuevas formas de comunicación y relación”, con dos elementos clave a considerar: la conexión permanente y la inmediatez, lo que puede “esclavizarles”, ya que los jóvenes son incapaces de “ver un mensaje y no reaccionar”, con el consiguiente “estrés y ansiedad”.

Prueba de ello es que el 11% de los chavales prefiere comunicarse por WhatsApp que presencialmente, el 7,2% vive los videojuegos como si fueran una realidad y el 11,1% piensa que el mundo digital resulta más interesante que la vida real.

Por último, aseveró que “las pantallas pueden ser un lastre a la hora de facultar a las familias vulnerables a salir de su situación”.

(SERVIMEDIA)
01 Mar 2022
MST/gja