En su intervención en el debate de investidura de Pedro Sánchez, Díaz comenzó diciéndole que coincidía en la reflexión que había trasladado en su discurso y le emplazó: “Volvemos a encontrarnos en un momento histórico, una encrucijada histórica”. Ante ella prometió que “España va a dar una respuesta clara: se llama democracia, más democracia”.

A las derechas les dijo que “es más fácil incendiar España que construirla”, pero aseguró que “este Gobierno va a seguir construyendo”. Y, en particular al PP, que entiende su frustración porque “lo han intentado todo y no han conseguido su objetivo. Y, sin mencionar al PSOE, se jactó de que “en Sumar no tenemos un problema de coherencia”, pues sus partidos dijeron no tanto a la declaración de independencia catalana como a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Entrando ya en el tema de la Constitución que habían abanderado el PP y Vox, espetó al presidente del primero, Alberto Núñez Feijóo, lo mismo que le dijo al candidato de la moción de censura del segundo, Ramón Tamames, de quienes dijo que “son bastante parecidos”. En concreto, que la Constitución había que “aplicarla en su integridad”.

Así, afeó al PP que quiera apropiarse de los conceptos de democracia y constitucionalismo y rechazó lecciones sobre los mismos. “Las instituciones son de la ciudadanía”, estableció, espetando a los partidos de la derecha que “no son dueños de la Constitución”, porque Alianza Popular no la apoyó en su día y además ahora “están en contra de todos los avances”, por lo cual “no representan el espíritu de la Constitución”.

Al presidente de Vox, Santiago Abascal, que acababa de acusar a Sánchez de implementar una dictadura, le respondió que “en una dictadura los opositores están en la cárcel” y en democracia “los partidos reciben financiación pública”, cosa que también contesta este partido. Por eso, les exigió que “dejen de frivolizar con lo que está pasando en nuestro país”.

"A TIEMPO PARCIAL"

A Feijóo le describió, a lo sumo, como “un constitucionalista a tiempo parcial”, que “ni siquiera alcanza la categoría de fijo discontinuo”, porque no renueva el CGPJ y no cumple los derechos sociales que recoge la Carta Magna y el PP “sólo conoce una forma de gobierno, que se llama corrupción”. También le afeó que los populares no actualizaran las pensiones al IPC, que incrementaran el IVA y en cambio bajen el IRPF a los más ricos.

Seguidamente, afirmó que esta legislatura será la del “tiempo de vida”, “más tiempo para ser felices”, y prometió mejorar el registro horario para acabar con las horas extra, sobre todo con las no remuneradas. También reiteró sus propuestas habituales de que los sindicatos participen en las decisiones de las empresas, igualar el Impuesto de Sociedades a todas las corporaciones, seguir incrementando el salario mínimo y perfilar las condiciones del despido.

Díaz después quiso abanderar la lucha de las mujeres, pidiendo “más derechos en todos los órdenes de la vida”, y defendió el feminismo “para el 99%”, no como un ministerio o un movimiento, sino como “muchísimo más”, que “forma parte del ADN de Sumar y de este Gobierno”. Dentro de este ámbito, y sin salir del programa de Sumar, prometió ampliar los permisos de maternidad y paternidad, la prestación por hijo a cargo de 200 euros y garantizar los derechos Lgtbi.

La todavía vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones pasó después a sus propuestas de sanidad incluidas en el acuerdo de gobierno, como el plan de choque en Atención Primaria e introducir la salud bucodental en el sistema público. En vivienda, se conjuró para publicar de inmediato el índice de referencia de precios para fijar el precio del alquiler, y, en cultura, para desarrollar el Estatuto del Artista y mejorar la protección de los creadores contra la censura.

Acto seguido, prometió, también dentro de su programa, hacer de España una potencia verde, climatizar escuelas y residencias, bonificar el transporte y cambiar los vuelos cortos por sus alternativas ferroviarias. Pero quiso marcar “algunas diferencias” con el PSOE remarcando que la SEPI debe dejar de depender del Ministerio de Hacienda para ejercer política industrial.

Díaz lanzó un mensaje a la ciudadanía, tanto progresista como conservadora, al denunciar que la derecha “ha cambiado” y “es rupturista, agresiva, belicista”, y “deslegitima al adversario” y no acepta el resultado de las elecciones, y niega la violencia machista, el cambio climático y la desigualdad social. Lanzó otro mensaje a los jóvenes para garantizarles que su vida no consistirá sólo en trabajar y descansar, con “la mayoría del sí” frente a “la minoría de la incertidumbre y el miedo”. Y terminó deseando a Sánchez “la mejor de las suertes”, porque ello servirá para “seguir ganando derechos”.