Discapacidad
Temple Grandin: una puerta abierta al talento de las personas autistas

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Mary Temple Grandin, figura de referencia mundial en el ámbito del autismo, ha presentado en Madrid el documental ‘An Open Door’, del que es protagonista. En su visita a la capital, la científica y activista estadounidense insistió en la necesidad de “fomentar la autonomía” de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) a través de una educación flexible que les haga responsables y les permita brillar.
A sus 77 años, la etóloga, ingeniera y profesora universitaria ha presentado en Madrid, de la mano de Autismo España, la proyección dirigida por John Barnhardt que hace un repaso por su biografía.
El documental no solo es un retrato de su pensamiento, sino un manifiesto. Temple Grandin cree en “el potencial de las personas con autismo” y exige que la sociedad también lo vea. Pero lo dice sin edulcorar: “El autismo es una parte de mí, pero por encima está mi carrera profesional”.
Para ella, el autismo no debe ser una identidad totalizante, sino una característica entre muchas. “Hay muchas personas que se centran tanto en el autismo que no se dan cuenta de su éxito en su carrera profesional y no la disfrutan plenamente”, aseguró en una entrevista concedida a Servimedia.
ENSEÑANZA FLEXIBLE
Temple Grandin abogó por un enfoque de la enseñanza flexible porque considera que no todos los niños con autismo aprenden igual. "Enseñar hábitos de organización visual a niños con autismo puede ser contraproducente porque no todos los niños con autismo son organizadores visuales. Hay niños matemáticos, por ejemplo". Es urgente, dijo, “transformar la manera en que entendemos y educamos a las personas neurodivergentes”.
La científica compartió también su visión sobre la soledad que afecta a muchos jóvenes con TEA. Frente a esto, propone el vínculo como herramienta. “Una de las cosas que se pueden hacer para sobrevivir a un mundo mediocre y solitario es implicar a los jóvenes con o sin autismo en las diferentes actividades. Convertirse en un mentor para otras personas es una forma de combatir la soledad”.
Grandin no solo es una voz experta, es una voz vivida. Fue diagnosticada con autismo en una época en la que las expectativas eran bajas y el desconocimiento, alto. Su madre, lejos de resignarse, decidió educarla con estructura y afecto. Temple aprendió a hablar tarde, pero desarrolló un pensamiento visual poderoso que le permitiría más adelante revolucionar el diseño de instalaciones para el manejo de ganado en Estados Unidos. “Yo era buena en el arte y mi madre hizo hincapié en desarrollar aquello que se me daba bien. En el autismo los mentores desarrollan las fortalezas”. Esa insistencia en las fortalezas, y no en los déficits, es el eje sobre el que gira toda su propuesta.

MÁS AUTONOMÍA
Grandin criticó “la tendencia a ‘hiperespecializar’ a los niños” sin antes enseñarles lo elemental. “Hay que intentar evitar trabajos caóticos, pero sí hay que enseñarles a los niños, cuando tengan la edad necesaria, a realizar los diferentes trabajos. Yo cuando era pequeña trabajaba en la tienda del barrio”, explicó. “Cuando los niños con autismo tienen un trabajo, empiezan a brillar”.
Ese contacto temprano con el trabajo no solo fortalece la autonomía, sino que, según Grandin, también construye identidad y dignidad. “Para que la gente entienda que las personas con autismo también son capaces y competentes, hay que aprender a ‘vender’ nuestro trabajo mejor que a nosotros mismos”, dijo. “Yo mostraba mis dibujos a los responsables de las empresas. Era algo rápido que se podía ver en treinta segundos y así mostraba mi talento”.
RESPUESTA A LA IA
Una de sus grandes preocupaciones de esta etóloga es la dependencia tecnológica. Temple advirtió que la Inteligencia Artificial (IA) amenaza con sustituir muchos empleos, y que las personas con autismo, especialmente aquellas que trabajan con máquinas, están en riesgo. “Conozco personas autistas que trabajaban con máquinas y perdieron muchas oportunidades porque en algún momento las máquinas les iban a sustituir”.
Su apuesta: volver al trabajo manual. “Hay que buscar trabajos que la Inteligencia Artificial no pueda sustituir. Los trabajos manuales jamás podrán ser sustituidos por la IA y por eso apuesto por el trabajo manual para las personas con autismo”, subrayó.
Grandin también propuso que las escuelas y familias fomenten actividades manuales desde la infancia: carpintería, jardinería, cocina, mecánica. Y no solo como pasatiempo, sino como vía real de inserción laboral. “Hay niños que no brillan en los libros, pero hacen cosas increíbles con las manos”, señaló.
UNA PUERTA ABIERTA
Temple recordó que “hay que detectar una puerta abierta, una oportunidad” y reclamó que el sistema educativo y laboral “deberían estar más centrados en crear esas puertas y ayudar a otros a verlas”.
No es frecuente ver a una figura científica hablar con tanta humanidad. Tampoco es común que alguien con un historial profesional tan extenso elija constantemente poner el foco en los demás. Grandin lo hace porque sabe lo que cuesta abrir esa puerta sin ayuda. A veces, reflexionó, lo que falta no es la llave que abra la puerta, sino alguien que “nos enseñe a verla”.
(SERVIMEDIA)
20 Jul 2025
RIM/mag/gja