Reportaje

Día de la Repostería

Empleados de hostelería con discapacidad celebran el Día de la Repostería "muy felices" de "endulzar la vida" a los demás

- Dan de comer cada día a los trabajadores de la sede central de Torre ILUNION en Madrid

MADRID
SERVIMEDIA

Alonso tiene 36 años y es una persona con discapacidad auditiva. Su compañera Helena, de 53, vive con una discapacidad visual. Alejandro tiene 33 años y nació con espina bífida. Todos ellos trabajan en la hostelería y comparten, "muy felices", el sueño de poder seguir "endulzando" el día a día al resto de empleados de Torre ILUNION en Madrid, sede central de esta empresa del Grupo Social ONCE.

Así lo aseguraron los tres en una entrevista a Servimedia, coincidiendo con la conmemoración este domingo del Día Mundial de la Repostería. Desde sus diferentes experiencias, se mostraron también “muy agradecidos” por la “gran oportunidad” que supuso para ellos poder entrar a formar parte de la plantilla de Foodie Box, cantina inaugurada hace casi una década en este edificio de oficinas de Madrid.

El equipo está integrado por casi una decena de empleados, cinco de ellos con discapacidad, y al frente del mismo se encuentra Luis Martín, quien destacó que profesionales como Alonso, Helena y Alejandro aportan, “sobre todo, aprendizaje” para el resto y son “una demostración de que las personas con discapacidad pueden realizar un trabajo como cualquier otra persona".

“Aquí te olvidas de eso, no hay discapacidad. Cuando me preguntan por los trabajadores con discapacidad que tenemos, yo tengo que pararme a pensar”, agregó, para explicar que, al tratarse de un centro especial de empleo, el 75% de la plantilla del Foodie Box tiene discapacidad, lo cual también “es un ejemplo de integración e inclusión”.

UN RETO PARA TODOS

La incorporación de una persona con discapacidad o “ciertas dificultades para realizar el trabajo” no sólo plantea un reto para el propio empleado, sino también para el resto de sus compañeros. En este sentido, Martín advirtió de que el objetivo de todos “es claro: que lo consiga”. “Y lo estamos consiguiendo”, apostilló, para señalar que, si alguno de los nuevos fichajes necesita “adaptación o apoyo” se le presta “sin ningún problema”.

Con todo, recordó que, aunque el Foodie Box es un centro especial de empleo, “también es un negocio” al que le “salen los números” y que tiene “mucho trabajo”.

De sacarlo adelante se encargan trabajadores como el joven Alonso Gil, que pertenece a la plantilla desde el principio y que recaló en su actual puesto de ayudante de cocina procedente de la división de lavanderías del grupo, avalado por su experiencia en bares y restaurantes, además de por su formación, dado que cuenta con un Grado Superior en Dirección de Cocina.

BALANCE POSITIVO

Él es uno de los responsables de elaborar con maestría los postres caseros del menú, que incluye arroz con leche, tarta de queso, mousse o pudding, si bien compatibiliza su “función principal” con cualquier otra que se le requiera para cubrir la ausencia de otro compañero.

Tras aseverar que su discapacidad no representa “ningún problema” para él a la hora de desarrollar su trabajo, sí reconoce que durante la pandemia el uso de mascarillas le “dificultó” la comunicación, especialmente con los clientes.

Con todo, el balance de su experiencia laboral en ILUNION es “positivo” y, de entre los “beneficios” que le ha reportado hasta ahora, resaltó “poder tener un horario fijo de lunes a viernes, un sueldo fijo y más estabilidad y más vida social que en un bar o un restaurante”.

Consciente de que sus condiciones laborales “están muy bien”, se mostró “bastante agradecido” de poder formar parte de este proyecto también "por el trato” que recibe en su trabajo. “Todo el mundo conoce tu discapacidad y no hay ningún problema ni impedimento, así que es un trabajo fantástico”, manifestó, para asegurar que, “de momento”, está “muy contento” y, de cara al futuro, aspira a “seguir cogiendo experiencia aquí”.

VIDA NORMAL

Precisamente, una dilatada experiencia es la que avala a Helena Poblet, afiliada a la ONCE por su discapacidad visual desde que, a mediados de los años 90, le diagnosticaron una degeneración macular.

“Tenía miopía y, de repente, en 1996, empecé a notar que no veía y me hicieron un montón de pruebas hasta que descubrieron que tenía una degeneración macular después de descartar un montón de enfermedades”, explicó, al tiempo que agregó que al año siguiente se afilió a la ONCE, hizo varios cursos y en verano de 1999 empezó a vender el cupón para cubrir las vacaciones de otros vendedores.

Meses más tarde, en diciembre del mismo año, volvieron a contar con ella para llevar a cabo la misma labor y, recuerda cómo “llevaba unos diez días” cuando la llamaron de Confortel para contratarla y allí estuvo, cubriendo puestos de recepción, calidad y atención al cliente, hasta que le propusieron trasladarse a Torre ILUNION para “empezar de cero” de nuevo en el arranque del Foodie Box.

“No tenía ni idea de hostelería porque yo había hecho magisterio de Educación Infantil y entrar a trabajar aquí me supuso empezar a conocer este mundo y eso era un reto”, admitió, al tiempo que precisó que, en la actualidad, hace “un poco de todo”, desde reponer, a atender la caja y cualquier tarea “menos cocinar y limpiar cacharros”.

Helena tiene “bastante resto visual”, por lo que su discapacidad no supone para ella ningún obstáculo ni limitación a la hora de desempeñar sus labores, si bien reconoció que “hay veces” en las que, al limpiar una mesa, “a lo mejor se te pasa una miga”.

“Las cosas pequeñitas se me escapan, pero lo intento llevar como puedo”, confirmó, para puntualizar que está “orgullosa de poder vivir con normalidad” pese a su discapacidad y a la espera de poder jubilarse “pronto”.

UN UNICORNIO

Poder jubilarse en este trabajo es uno de los “retos” de Alejandro Ruiz, que tiene una malformación congénita causada porque la parte del tubo neural que forma la médula espinal no se le cerró completamente antes de nacer. Esta circunstancia afecta a más de la mitad de los entre 8 y 10 de cada 10.000 recién nacidos vivos que presenta alguna malformación del tubo neural en España, según Feder.

Alejandro también pertenece a la plantilla del Foodie Box desde poco antes del inicio de la pandemia, adonde llegó después de trabajar como camarero en un hotel del grupo y acumular experiencia en restaurantes del Reino Unido y España desde hace casi una década.

Aunque es programador informático de formación, después de dos años en el sector se percató de que aquello no era lo suyo y se decidió a cambiar “radicalmente” de profesión. Ahora se confiesa “muy feliz” en su actual trabajo, del que valora la posibilidad que le ofrece de “desconectar” al terminar la jornada y disfrutar de un horario que le “encanta” y que es “un unicornio” en el ámbito de la hostelería, además de un ambiente laboral “muy bueno”.

“La cocina no es mi fuerte, no sé hacer ni una tortilla", confesó, al tiempo que explicó que, durante un día de trabajo, atiende a los clientes, cobra en caja, repone los bufets y suele ser el responsable de que los cócteles y eventos privados que acoge el recinto para dar a conocer el complejo sean un éxito, mientras aspira a seguir asumiendo “más responsabilidades” en la empresa.

A este respecto, admitió que no se ha planteado “en ningún momento” buscar nuevos horizontes laborales y, al igual que sus compañeros, se mostró “orgulloso” de poder trabajar en lo que le “gusta y hace feliz”. “Soy consciente de que esto es una oportunidad irrepetible y la valoro”, aseveró, indicando que “cualquier barman o camarero de restaurante pelearía" por conseguir lo que ellos tres han logrado, teniendo en cuenta que sólo una de cada cuatro personas con discapacidad en edad laboral en España tiene un empleo, según el último informe anual del observatorio Odismet, de la Fundación ONCE.

(SERVIMEDIA)
21 Mayo 2023
MJR/mjg/pai